lunes, 30 de septiembre de 2013

6º C - Economía Argentina

 Economía Política - Escuela secundaria - José Victoriano Vadillo - María Oliva Cosma - Gram Editora
Economía Argentina anterior a 1860

La revolución de Mayo de 1810 desató una ola de cambios, al separarse el Alto Perú del Virreinato, se privó al Río de La Plata de su principal mercado consumidor y de la región productora de metales preciosos.  Las economías del interior quedaron aisladas y sus sectores mercantiles dejaron de cumplir el rol vinculante entre Buenos Aires y el Alto Perú, iniciándose un proceso de migración interna y despoblación del noroeste que no habría de detenerse en adelante.  El proceso revolucionario no pudo contener las tensiones habían tolerado el centralismo de Buenos Aires para que ese malestar no saliera a la luz.

Desde el punto de vista económico de vista económico, Córdoba había estado más ligada por su comercio al Alto Perú y a Cuyo que a Buenos Aires.  Cuyo, a su vez, estaba más cerca de Santiago de Chile que de la capital y en general todas las provincias del norte dependían desde todo punto de vista del Alto Perú.  Asimismo, la mayoría de ellas no compartían la política oficial adoptada desde un principio del libre comercio, ya que esto perjudicaba sus economías internas.

Una vez declarada la Independencia en 1816, la situación económica de la Argentina era muy débil.  El país casi no tenía industrias y por lo tanto, se comenzó a depender cada vez más de quien sería el principal comprador y vendedor de la Argentina:  el Reino Unido.

  • Juan Manuel de Rosas:  En este contexto, la clase terrateniente bonaerense comienza a presionar por expandir la frontera con el objeto de aumentar stock de tierra y compensar las pérdidas sufridas por las guerras y la separación del Alto Perú.  Así en 1820 se realiza una expedición que lleva la frontera a las Sierras Pampeanas y en 1833 la campaña liderada por Juan Manuel de Rosas, estiró la superficie hasta el Río Salado, de esta forma, el latifundio se consolida como la unidad económica principal de la Provincia de Buenos Aires, gracias a la producción ganadera que garantizaba una excelente rentabilidad sin realizar demasiadas inversiones ni contar con demasiada mano de obra.
  • Justo José de Urquiza:  Para la época de la caída de Juan Manuel de Rosas en 1852, el país mostraba una notable descentralización económica, a tono con la diáspora provincial comenzada con la separación del Alto Perú.  El país quedó políticamente fracturado en dos:  Por un lado la Provincia de Buenos Aires y por otro la Confederación Argentina.  Pero esta situación no era sostenible ya que la Confederación, militarmente vencedora, era económicamente más débil que Buenos Aires, que vivía una notable expansión económica sustentada por el nuevo ciclo lanar y las rentas de la aduana.  Esta situación se resuelve en 1861 con la victoria de Bartolomé Mitre y sobre Justo José de Urquiza en la Batalla de Pavón, procediéndose a la reunificación nacional y la normalización institucional.
Modelo Agroexportador (1860 - 1930)

Con la llamada Conquista del desierto se logró integrar al país extensiones de tierras arrebatadas a la población aborígenes que fueron derrotadas.  A partir de 1880 el modelo económico pasa a ser el de grandes estancias productoras de productos exportables como carne y granos.  El país tienen fuertes lazos comerciales con Inglaterra que pasa a ser el principal financista e inversor en el país, especialmente en los ferrocarriles que se extienden a casi todas las provincias convergiendo en Buenos Aires y Rosario que actúan como puertos exportadores de los productos agrarios.  La mayoría de los productos industriales son importados, pero ya se comienzan a formar algunas industrias livianas que no incorporan demasiada tecnología, sobre todo en áreas como frigoríficos, alimentos, bebidas, materiales para la construcción, jabón, tabaco y algunas textiles.  La expansión económica provocó una carencia de mano de obra y en este período se produce una gran afluencia de inmigrantes europeos, sobre todo españoles e italianos que se concentraron en las zonas del litoral sobre todo.  La elite económica estaba formada por los grandes propietarios de tierras que eran anglófilos y liberales.  Este modelo económico tenía sus altibajos y se produjeron crisis como la de 1890 producto del alto endeudamiento.  Estas crisis estallaban cuando había algún deterioro en los términos de intercambio, o cuando el Banco de Inglaterra incrementada sus tasas de interés, encareciendo el financiamiento y provocando un retiro de los capitales invertidos.  A principios del siglo XX comenzaron a formarse organizaciones sindicales de extracción aunque estos movimientos fueron en muchos casos reprimidos en forma sangrienta, estas luchas igualmente consiguieron algunas reivindicaciones.  Durante la primera guerra mundial se produce un período de crecimiento de la industria debido al faltante de productos importados.  En el año 1929 se produce el crack de la bolsa de Wall Street y con ello se desencadena una crisis ya que cae la demanda de los productos exportables, y se produce una gran caída económica del país con alta desocupación, lo que lleva al derrocamiento del gobierno democrático y plantea la necesidad de un nuevo modelo económico.











Modelo de Sustitución de Importaciones (1932 - 1952)

Después de la Crisis de 1929, un nuevo modelo de crecimiento económico comenzó a surgir lentamente, aunque de un modo considerablemente  diferente al de otros países de la región.

Por un lado los sectores exportadores de productos ganaderos y cerealeros, principalmente los grandes latifundios y las empresas frigoríficas y ferroviarias británicas, intentaron recrear el modelo exportador.  El Pacto Roca-Runciman de 1933 entre Argentina y Gran Bretaña tenía ese objetivo.

Por otra parte, y en sentido paralelo, comenzó a desarrollarse durante el período 1930 - 1943 un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, con eje en empresas estatales con fuertes influencia militar (YPF, Fabricaciones Militares, Altos Hornos Zapla), y algunas filiales de grandes empresas norteamericanas y sobre todo una gran cantidad de fábricas pequeñas y medianas de capital nacional, especialmente en el sector textil.  También se forman algunas empresas estatales.  Ante estos estímulos se comienzan a canalizar los esfuerzos del sector privado a la producción de bienes de consumo industriales, alejándose algo de la inversión agrícola.


Peronismo  (1932 - 1952)

Con el triunfo del peronismo en 1946 se produce un boom de industrialización, solamente frenada por la necesidad de generar divisas para la adquisición de bienes de capital para la industria.  Se produce en esta etapa una integración de las clases más bajas al consumo, debido a la política redistributiva del gobierno de Perón, lo que dinamiza aun más la actividad industrial.  El cuello de botella  de este desarrollo fue la carencia de industrias pesadas y la carencia de recursos energéticos de manera suficiente, por ello se daban ciclos de crecimiento con aumento del poder adquisitivo del salario, lo que llevaba a una mayor demanda de insumos importados para la industria, lo cual traía aparejada con el tiempo una crisis y un ajuste del tipo de cambio provocando inflación y caída del salario real, hasta alcanzarse un nuevo equilibrio y una nueva etapa de expansión.  La influencia de Inglaterra como potencia distribuidora de capitales disminuye sensiblemente, tomando su lugar Estados Unidos   Las nuevas industrias se concentraron sobre todo en la zona del litoral por lo que el estado interviene activamente para desarrollar otras zonas como Córdoba.  Un instrumento de desarrollo y paliativo de la carencia de industria pesada fue la creación de Fabricaciones Militares que producía insumos básicos como hierro y acero, ácido sulfúrico, armamentos, etc.  También tenemos desarrollo de YPF como productora de Petróleo y como generadora de negocios para sus proveedores de insumos,  aunque  no llegaba a colmar las necesidades energéticas del país.  La actividad sindical pasa en la etapa peronista a ser absorbida por este movimiento con diferentes matices, el Estado pasa a regular las relaciones obrero patronales enmarcándolas en los convenios colectivos de trabajo que persisten hasta la actualidad, para asegurar la cooperación mutua.

Desarrollismo (1952 - 1975)

Luego del golpe del 55 el peronismo es proscripto, y se intenta abrir la economía a algunas inversiones extranjeras situación que ya había comenzado a insinuarse en la segunda presidencia de Perón.  En los años 60 se logra desarrollar los complejos metalmecánicos y petroquímicos para abastecer a la industria liviana.

El modelo que presentaba el desarrollismo era un modelo creado para solucionar la permanente falta de divisas por la ausencia de industria pesada a partir de la llegada al país de empresas multinacionales con las que se firmaron importantes contratos.

Si bien ingresaron una cantidad importante de empresas, no se logró el efecto deseado ya que no incorporaron "industria pesada", sino que se dedicaban a la producción de bienes de consumo durables (automotores, electrodomésticos, etc.) de forma que en vez de resolver el problema, lo agudizaron porque necesitaban más importaciones con la consecuente salida de divisas.

Estos años son de conflicto debido a la lucha peronista para poder volver al gobierno, lo cual se consigue en el '73.  Esta es una época signada por la violencia política y además estalla una crisis petrolera internacional que afecta a la economía mundial.  En 1976 se produce un golpe de estado en Argentina que instaura un nuevo modelo económico.




Modelo Aperturista (1975 - 1983)  Hiperinflación

Durante el último año de gobierno de Maria Estela Martínez de Perón, en 1975 asumió  en el Ministerio de Economía Celestino Rodrigo quien intentó aplicar un modelo que favorecía la acumulación financiera dejando de proteger la industria nacional.


Con la llegada del proceso al gobierno se produce un cambio en el modelo económico.  Se abren las importaciones y se flexibilizan a punta de pistola las relaciones laborales.  Además el gobierno recibe apoyo de la comunidad financiera internacional que le facilitó los fondos para afrontar los desequilibrios fiscales, y fija pautas cambiarias que facilitan la entrada de capitales golondrinas especulativos, que intervienen sólo en negocios financieros.  Esto provoca una decadencia de la industria y una baja del poder adquisitivo de los salarios.  El país se concentra en exportar commodities y cada vez más es necesario generar mayores excedentes para pagar los intereses de la deuda y la fuga de capitales especulativos.  Por otro lado la apertura de la economía permitió el ingreso de bienes importados de consumo masivo, lo que en muy pocos años provocó la destrucción de gran parte de la industria nacional.  Al combinar importaciones abiertas con dólar barato ocurría que esos productos ingresaban al país a precios inferiores a los de industria argentina.  El país se encontraba expuesto cada vez más a los vaivenes de los mercados financieros internacionales que provocan periódicas crisis y devaluaciones, y alta inflación.

Con el regreso de la democracia en 1983 esta situación no cambia demasiado, pero en la presidencia de Menem se profundiza aun más la tendencia con la venta a precio muy bajo de las empresas estatales, de esta manera el estado pierde su rol en la economía y se limita a ser un mero recaudador de impuestos que se dedican en gran parte a pagar los intereses de la deuda externa que sigue aumentando.  Con los recursos provenientes de estas ventas y de un mayor endeudamiento, se logra un breve período de bonanza signado por la paridad peso dólar mediante la ley de convertibilidad que ayudó a combatir la inflación, pero a su vez le dio un seguro de cambio a las inversiones especulativas.  Las industrias se concentran en manos de grandes grupos transnacionales que se dedican a actividades de alta tecnificación y poca mano de obra, enfocadas al consumo masivo y a la exportación de commodities muchas de origen agropecuario como los derivados de la soja.  En 1998 comienza una serie de crisis internacionales que provocan una fuga de capitales y una recesión, la desocupación se generaliza y llegan a bajar incluso los salarios y jubilaciones de manera real y nominal.  Todo esto finaliza en 2001 con un crack del sistema bancario, se congelan los depósitos y la economía colapsa.  Ante esto estalla el descontento popular que termina derrocando al gobierno de De la Rúa.

Las políticas económicas neoliberales adoptadas desde la década de 1970 por los gobiernos militares, y seguidas por los gobiernos civiles, determinaron una concentración progresiva de la riqueza e hicieron que la población perdiera el nivel de vida que había alcanzado a mediados del siglo XX con un aumento exponencial de la deuda externa nacional, que se elevó de 7.875 millones de dólares al finalizar 1975, a 45.087 millones de dólares en 1983.


Modelo Menemista



Las reformas económicas de esta década se han basado en la privatización de los servicios públicos y en la apertura de la economía.  En 1991, el ministro de economía Domingo Caballo recurrió a la paridad del peso argentino con el dólar estadounidense (Ley de Convertibilidad) debido en parte a la acuciante inflación que sufrió el país a fines de los '80.  Comenzaron a registrarse así altas tasas de crecimiento entre 1991 - 1994 y 1996 - 1998.  En 1995 por el Efecto Tequila - que demostró cómo un hecho externo podía influir en el país producto de la globalización - provocó un crecimiento negativo del PBI.  Éste llego a alcanzar los 300.000 millones de dólares en 1998.  El PBI per cápita nominal, el más alto durante la década del '90 en América  Latina llegó a los 8.300 dólares ese mismo año.   Las exportaciones pasaron de 12.500 millones de dólares en 1990  a casi 27.000 millones de dólares en 2000 con un aumento del 110% en ese período.  Todas estas cifras fueron record para el país.  Sin embargo, este modelo produjo una concentración económica en los sectores financiero, de servicio y agro-exportador, al mismo tiempo que una desocupación estructural cercana al 20% en sus peores momentos.  Desde 1994 hasta el tercer trimestre de 2006 la desocupación  a nivel nacional ha sido siempre de dos dígitos.  La pobreza medida en el aglomerado Gran Buenos Aires osciló en ésta década entre 33,7% en 1990, el 16,1% en 1994 y 26,7% 1999, siendo más baja de la registrada en la crisis hiperinflacionaria de fines de los '80.

En 1995, la economía local se vio afectada negativamente por el llamado Efecto Tequila, que provocó un aumento inédito de la desocupación a nivel nacional hasta un 18,4%.  También se revirtió la tendencia descendente del índice de pobreza, que en el aglomerado del Gran Buenos Aires (el más importante del país), entre 1990 y 1994 había llegado a un mínimo del 16,1%.  A excepción de 1995, en la década del '90 la economía creció fuertemente hasta mediados de 1998.

Modelo Distribucionista (Kirchnerista   2001 - 2011)

  • Néstor Kirchner (1950 - 2010)

En materia económica, Néstor Kirchner hereda una serie de problemas importantes.  Quizás el más importante es que la mitad de la deuda pública argentina estaba en default.  Un default que si bien era inevitable en el año 2001 fue anunciado de la peor manera posible, en medio de una suerte de festejo en el Congreso.  Y también seguido por una serie de medidas, que si bien eran inevitables, se pusieron en marcha de la peor manera y esto provocó una enorme convulsión económica, política y social en el año 2002 durante el gobierno de Duhalde.  También en ese momento hay una violación de los contratos de muchos actores de la economía (fueron confiscados los depósitos y pesificados de forma asimétrica:  quienes debían dólares en algunos casos pasaron a deber pesos, en otros seguían debiendo dólares y el gobierno reprogramó compulsivamente los depósitos, ofreciendo hacer un canje que se llamo el "Corralón"),  había 14 monedas en circulación.

Una parte significativa de la responsabilidad de la crisis que vivió la Argentina entre 1998 y 2002 ha sido puesta sobre el FMI.  En un discurso ante la asamblea General de las Naciones Unidad en 2004, el Presidente Néstor Kirchner dijo:

"Se hace necesario un urgente, fuerte y estructural rediseño del Fondo Monetario Internacional para que pueda prevenir crisis y ayudar a su solución, cambiando el rumbo que lo llevó de prestamista de fomento a acreedor con demanda de privilegios."


Con la crisis de diciembre de 2001, la Argentia entró en cesación de pagos (default) de su deuda externa.  El 14 de enero de 2005 se lanzo oficialmente la operación de canje de la deuda en default.  El proceso de reestructuración de la deuda externa fue largo y complejo para quienes decidieron ingresar en el canje.  La Argentina ofreció un descuento importante sobre sus obligaciones (aproximadamente el 70%) y finalmente lo colocó en un 76% (esta oferta no incluyó el FMI y otros organismos internacionales, con quienes el país ha cumplido sus deudas).

En diciembre de 2005, el presidente Néstor Kirchner decidió liquidar la deuda argentina con el FMI en un solo pago, sin nueva financiación, por un total de 9.810 millones de dólares utilizando las reservas internacionales que alcanzaron un valor de 28.000 millones de dólares ese año, reduciéndose éstas a 18.000 millones de dólares en enero de 2006.

A partir del gobierno de Néstor Kirchner, el sector productivo, y fundamentalmente el industrial, se transformó nuevamente en el centro de la economía argentina.  Es decir, desde el 2003 se verificó un proceso de industrialización de la economía nacional.  En este sentido, l instauración del modelo de valorización productiva se tradujo en un aumento de la inclusión social como resultado de la generación de puestos de trabajo, reducción de la pobreza y la indigencia y una mejora en la participación de los asalariados en el producto y en la distribución del ingreso.

Asimismo, se produjo un fuerte proceso de desendeudamiento externo como resultado del exitoso canje de la deuda y el pago al Fondo Monetario Internacional.  Por su parte, se experimentó un proceso de diversificación de las ventas externas aumentando la participación de las exportaciones con mayor valor agregado.  Además, se verificó un aumento de la sostenibilidad del modelo económico a partir del superávit comercial y fiscal y del incremento constante de las reservas del Banco Central de la República Argentina.

Por último, este nuevo modelo de desarrollo se sustentó fundamentalmente a partir del crecimiento constante del mercado interno como resultado de la generación de puestos de trabajo, el aumento de los salarios a partir de la reactivación de las paritarias, el aumento de las jubilaciones, el incremento de la inversión pública y la expansión del gasto público social.  Todos estos factores generaron un aumento permanente del consumo y del mercado interno.

  • Cristina Fernández de Kirchner

El modelo económico de Cristina Fernández de Kirchner que se estructura en Argentina, busca el crecimiento económico en consonancia con políticas sociales inclusivas en la educación, la salud, la vivienda y otras necesidades populares.  Todo ello bajo la intervención del gobierno,  porque como diría la propia Presente argentina:  "...sabemos que lo que no hace el Estado, no lo hace nadie".

Con este objetivo, son múltiples los programas desarrollados en las diversas ramas de la vida social y económica.  Por ejemplo, han sido de gran impacto para el combate de la pobreza los planes nacionales de desarrollo local y economía social "Manos a la obra" y los de seguridad alimentaria "El hambre más urgente" y "Familia".

El impacto de estas estrategias es visible en el mejoramiento de las condiciones de vida de los argentinos y en la disminución del desempleo.  En los años de gobierno, al igual que durante el gobierno de Néstor Kirchner, la desocupación continuó disminuyendo, aunque con algunos altibajos, y esta vez descendió hasta cerca de un 8% , lo que implica una mejora en comparación al índice del 2003 (16%).  Asimismo, la pobreza ha tenido una baja inédita en el último lustro del 51 al 20% y la participación de los trabajadores en el PBI, en igual período, se ha incrementado del 33/34 al 43%.

Para la economía argentina, el 2008 constituyó el quinto año consecutivo de crecimiento, considerado el más importante en los últimos 200 años de la historia de esa nación.  Las inversiones tuvieron un incremento de su mínimo histórico más reciente y ya se han superado los niveles máximos de la década de los 90, sin endeudar al país.  Gran parte de ese dinero se ha invertido en obras sociales y de bien público, lo cual hace una década era interpretado como mero gasto público por las autoridades.

Ante los efectos de la crisis financiera mundial, Argentina vienen adoptando desde finales del año anterior un paquete de medidas para impulsar la actividad económica, estimular el mercado y consumo interno ante las restricciones del externo, reducir las importaciones y controlar los despidos, en el cual se incluye la prefinanciación de la industria automotriz, algunos productos del agropecuario, el capital de trabajo, entre numerosas áreas.

La estatización de los fondos privados de pensiones y jubilaciones, que había constituido una de las más escandalosas acciones de la política generalizada de privatización llevada a cabo por el ex presidente Carlos Menem, ha sido también de las más importante y radicales acciones adoptadas dentro del plan económico gubernamental para enfrentar el difícil contexto internacional.

El objetivo del gobierno argentino es continuar creciendo, pues tiene como premisa que "de la crisis se sale solamente con crecimiento económico".

No obstante, la Presidente ha advertido a la Nación sobre el carácter pragmático de los pasos que se dan en este sentido:  "vamos a tener que acostumbrarnos en los tiempos que corren a la flexibilización, la armonización y el cambio de políticas, que pueden ser buenas hoy pero dentro de tres meses comprobarse que no alcanzaron el resultado esperado, y que si no alcanzaron el resultado esperado monitoreadas deben ser cambiadas, revisadas, corregidas...".

En   política exterior, las relaciones de Argentina con los países del área se han continuado profundizando y el camino a una mayor integración latinoamericana se consolida en estructuras como el MERCOSUR y el Grupo de Río.

El 26 de octubre e 2010 falleció mientras estaba en su casa de El Calafate el ex presidente Néstor Kirchner, esposo de la presidente Cristina Fernández de Kirchner y durante sus exequias miles de personas, especialmente jóvenes desfilaron frente al féretro al grito "gracias Néstor" y "fuerza Cristina" constituyendo un masivo apoyo popular.

Las claves sobre las que se apoya el entramado económico del gobierno reconoce un importante nivel de reservas, solvencia fiscal y vencimientos manejables que tornan impracticable la posibilidad de un default en el corto o mediano plazo.

6º C - Modelo de Acumulación

Economía - Pablo Maas - José E. Castillo Editorial Aique
Los Modelos de Acumulación

Para analizar la historia económica de la Argentina, necesitamos dividirla en períodos.  Estos períodos se denominan modelo de acumulación.  Se trata de espacios de tiempo relativamente largos (suman varias décadas) durante los cuales la política económica, los actores sociales y, en general, las formas de producción, de acumulación y de consumo, encuentran un patrón similar.

Si bien vamos a realizar un breve paneo por la economía argentina durante la época colonial (1500 al 1810) y los años de la independencia y las guerras civiles (1810 - 1860), se puede efectivamente hablar de modelos de acumulación desde la organización nacional, alrededor de 1860.  A partir de entonces podemos dividir la historia económica argentina en los siguientes períodos:
  • El modelo agroexportador (1860 - 1930)
  • El modelo sustitutivo de importaciones (1930 - 1975), dividido a la vez en dos períodos, el de la primera etapa (1930 - 1952) y el de la segunda (1952 - 1975).
  • El modelo apertuista con hegemonía financiera (desde 1975 hasta la actualidad).
La economía argentina anterior a 1860

Lo que hoy es la Argentina constituía la zona más periférica del imperio colonial español.  Las áreas más dinámicas eran las ligadas al comercio con la metrópolis y la extracción de recursos minerales:  la cuenca del Caribe y, en América del Sur, la zona del Virreinato del Perú y las minas de plata de Potosí.

Dentro de lo que hoy es Argentina, la zona más rica, coincidente con la más poblada, era la del noroeste, vinculada al centro dinámico de las minas del Potosí.  El resto del territorio se repartía entre algunas pocas industrias regionales en Cuyo, las artesanías de las misiones jesuíticas en el noreste y una economía de subsistencia en el área del ío de la Plata, alrededor de Buenos Aires.

La creación del Virreinato del Río de la Plata más la autorización del comercio por el Puerto de Buenos Aires, si bien solo con España y por medio de buques de la metrópolis, comenzaron a dar una cierta dinámica a la zona pampeana.  En la práctica, el área del litoral se hallaba restringida a unos pocos kilómetros por fuera de las ciudades, con un amplio territorio en manos de los aborígenes.  El único "uso" que se le daba a las zonas rurales de la región eran las "vaquerías", literalmente el otorgamiento de autorizaciones para la "caza" del ganado cimarrón que vagaba libremente por las pampas.

Después de la independencia, comienza lentamente a decaer la preponderancia del noroeste, a consecuencia de la mayor importancia política de Buenos Aires y del crecimiento de la hegemonía económica de su puerto, a partir de que se autoriza el libre comercio con todos los países del mundo.  En la práctica, esto habilita el intercambio con la Inglaterra de la Revolución Industrial.

Sin embargo, la economía argentina del período continúa siendo desintegrada, con sus centros regionales poco vinculados con Buenos Aires.  En el litoral empiezan a darse sucesivos corrimientos de la frontera indígena.  Crece el comercio, y con él naturalmente la preponderancia de una clase comercial.  Luego de la segunda década del siglo XIX, comienza a producirse el reparto en grandes extensiones de la tierra libre de la pamapa húmeda, lo que da lugar al surgimiento de la clase terrateniente que, junto con los comerciantes de Buenos Aires, aunque en una relación no exenta de contradicciones, comienza a constituir el eje político y económico del poder.

La explotación de la zona pampeana se liga con el comercio exterior del puerto de Buenos Aires, en un cambio de los tipos de explotación:  los cueros y el tasajo (carne secada al sol mantenida con sal, principal alimento de los esclavos de Brasil)  se convierten en los principales productos de exportación.  El "saladero" es la industria más desarrollada de la época.

El modelo agroexportador (1860 - 1930)

El llamado "modelo agroexportador" significó, desde 1860, la primera integración real de la economía argentina al mercado mundial.  Ello implicó, a la vez, la resolución de las guerras civiles de la primera mitad del siglo XIX a favor del puerto de Buenos Aires y, más en general, a favor de la alianza entre la clase terrateniente pampeana y los comerciantes porteños.

Este modelo fue conocido luego como propio de "la generación del '80" por sus admiradores, o propio de "la oligarquía" por sus detractores.  De lo que no cabe duda es de su fuerte vinculación y admiración por Gran Bretaña, que se transformó de hecho en la nueva metrópolis.

El funcionamiento del modelo agroexportador era relativamente simple.  Tenía dos elementos centrales que hacían a su dinámica:
  • La exportación de productos del campo pampeano.  Basándose en una propiedad de la tierra extensiva, cuyo reparto finalizó tras la Conquista del Desierto, se comenzó a exportar primero ganado ovino (lo que fue conocido como el "ciclo de la lana"), que finalizó en 1875.    Posteriormente comenzó el crecimiento de las exportaciones agrícolas, estabilizadas hacia el 1900 en aproximadamente el 50% del total.  En lo que respecta al ganado posterior al ciclo lanero, observó la mejora de las razas bovinas.  Hacia el fin del siglo se produjo el reemplazo de la exportación del ganado en pie por los cortes de carne congelada primero, y por el chilled beef (carne enfriada) después.  Es la época en que comenzaron a asentarse en la Argentina los grandes frigoríficos, centros de la primer disputa por la hegemonía económica entre Estados Unidos y Gran Bretaña.  Una característica general de la producción agropecuaria fue su carácter extractivo, en el que prevaleció la condición extensiva de la producción.  Ello tuvo que ver, sin duda, con el carácter latifundista de la propiedad de la tierra, pero también con el hecho de que no se avanzó en inversiones a partir de la particular mixtura entre producción gandera y  agrícola.  La frontera agrícola no traspasó la pampa húmeda, ya que hacerlo habría significado producir modificaciones tecnológicas y de organización que la clase dominante de la época no estaba dispuesta a asumir.
  • El ingreso de capitales, vinculados a la expansión internacional del capital británico, para financiar obras de infraestructuras (puertos, servicios públicos, ferrocarriles) o directamente al Estado Nacional por medio de empréstitos.  Este ingreso de capitales también significó el ingreso de empresas británicas en diferentes rubros (frigoríficos, bancos, seguros, algunos establecimientos rurales, las primeras grandes tiendas).  Las divisas que generaban esos dos elementos dinámicos eran utilizadas para la importación de bienes de consumo, así como insumos y bienes de capital.  Particularmente el área cercana a Buenos Aires pudo gozar de un elevado nivel de consumo que se fue sofisticando hasta acercarse a lso estándares qye se conocían en las principalñes capitales de Europa.  El éxito del modelo hizo que la Argentina fuera llamada "el granero del mundo".  Sin embargo, no todos pudieron disfrutar tan claramente de las bondades del modelo.  Los inmigrantes que entraron masivamente al país después de 1880 se encontraron con que tenían cerrado el acceso a la tierra.  Se concentraron entonces en la zona de Buenos Aires, y fueron el origen del movimiento obrero argentino.  La industria local de la época se hallaba vinculada principalmente al ciclo agroexportador, ya que crecía y decrecía con éste.  Estaba compuesta por un conjunto de industrias vinculadas directamente a la expansión y mantenimiento de infraestructura (ferrocarriles, puertoc, etc.)  Sin embargo, también existía una porción importante de industrias vinculadas directamente al mercado interno (en diversos rubros, como metalúrgico, textil, etc.).  Es importante remarcar esto para desmitificar ciertas lecturas que colocan la aparación de la industria argentina durante el desarrollo del modelo posterior.  Existía una industria en los primeros treinta años del siglo XX, aunque evidentemente lo que marcaba la dinámica del sistema era la exportación agropecuaria.
El modelo sustitutivo de importaciones

Primera etapa (1932 - 1952)

La crisis mundial del 1930 impactó fuertemente sobre el funcionamiento
de la economía argentina.  Los precios de las materias primas exportadas por el país (fundamnetalmente los cereales y las carnes) descendieron abruptamente.  Se cerraron los mercados para las exportaciones argentinas.  Al mismo tiempo finalizó el ingreso de capitales desde Inglaterra.

Este hecho tuvo efectos muy importantes sobre la sociedad, ya que por primera vez se produjo un ascenso considerable de la desocupación.  A la vez, el año 1930 asistió a la primera ruptura del orden constitucional, con el golpe de Uriburu contra el gobierno de Irigoyen.  Sin divisas por exportación ni ingreso de capitales, resultaba imposible continuar con la importación de bienes de consumo, insumos y bienes de capital que habían "nutrido" la modernización argentina desde 1880.

Entonces comenzó el período denominado de la sustitución de importaciones.  En concreto se empezaron a producir localmente la mayoría de los bienes de consumo que ya no se podían importar.  Los distintos gobiernos y las clases dominantes tardaron casi quince años en comprender, en general, que se había cerrado la etapa anterior.  Durante la década de 1930 prevalecía la creencia de que "sólo se esta viviendo una coyuntura desfavorable".  Por eso se realizaban desesperados intentos de volver a los supuestos años de oro de "la Argentina granero del mundo".


El pacto Roca  - Runciman


Ante el avance de la crisis mundial, el gobierno británico había decidido, en 1932, priorizar el comercio con sus colonias y con los demás países con los que estaba vinculado por lo que se conocía como Common - wealth (que incluía a ex-colonias como Canadá, Australia y Nueva Zelanda).  El gobierno argentino de la época trató desesperadamente de ser parte de ese grupo para seguir vendiendo a Gran Bretaña.  Así, en 1933 se firmó un convenio ente ambos países, conocido como Pacto Roca - Runciman, por el nombre de los funcionarios firmantes por ambos gobiernos, el vicepresidente Julio Roca (hijo del dos veces presidente Julio Argentino Roca) y Sir Walter Runciman, presidente de la junta de Comercio del Reino Unido.  El pacto comprometió a los ingleses a seguir comprando carne argentina.  Pero a cambio la Argentina debió ceder porciones considerables de su independencia económica:  concedió descongelar las utilidades de las empresas británicas considerables de su independencia económica:  concedió descongelar las utilidades de las empresas británicas en la Argentina; se mantuvo libre de impuestos el carbón ingles (que competía con el petróleo estadounidense) y se otorgó el  monopolio de la carne a los frigoríficos ingleses.  Se impuso, además, la creación de un Banco Central "mixto" - con la participación de banqueros privados, principalmente ingleses - y de una Corporación de transporte dominada por las compañías británicas.

El modelo se consolida

Pero la realidad era más fuerte que las intenciones políticas.  Lentamente se iba contruyendo el perfil del nuevo modelo.  Incluso muchas de las instituciones que se habían fundado a instancias de los acuerdos con Gran Bretaña empezaron a servir para ir "cerrando la economía" y protegiendo de hecho a la naciente industria de bienes de consumo.  El Banco Central por ejemplo, fundado en 1935, hizo que el país estuviera menos sometido a los vaivenes de los capitales internacionales.

La crisis del campo y las oportunidades de la nueva industrialización comenzaron a crear una ola migratoria desde el interior hacia la zona de Buenos Aires.  Así nació una nueva clase obrera, que tuvo un rol central a partir de la decada de 1940, tanto en lo político, con la interrupción en la escena política del peronismo, como en lo económico, ya que se construyó en la principal base de consumo interno.

El peronismo

El final de la Segunda Guerra Mundial planteada para el país un dilema.  Su metrópoli desde el punto de vista económico, Gran Bretaña, salía debilitada.  Los Estados Unidos, la nueva potencia en ascenso, iba lentamente colocando sus intereses geopolíticos y económicos sobre Latinoamérica.

Las corrientes de capital desde Gran Bretaña se habían interrumpido durante la década del treinta.  Más aún, la Segunda Guerra Mundial, generó el hecho de que la Argentina vendiera cereales a crédito a los aliados.  Al final de la Guerra nuestro país era acreedor de Gran Bretaña, pero con escasas posibilidades de cobrar esa deuda en efectivo.  Ese es uno de los motivos que provocaron la nacionalización de los servicios públicos al comienzo del gobierno peronista (el caso de los ferrocarriles es el emblemático).

En un país sin deudas, más aún con saldo acreedor, el peronismo produjo un conjunto de cambios en lo político y en lo social que sin duda repercutieron fuertemente sobre la estructura económica.  Se puede decir con certeza que fue la primera señal clara de un gobierno que apostaba al crecimiento industrial.  Se basaba para ello en incrementar considerablemente la capacidad de consumo, fundamentalmente de las clases populares.

La industria de bienes de consumo crecía y se consolidaba.  Sin embargo, y a pesar del algunos intentos desde el propio Estado, no se llegaría a desarrollar a fondo una industria de bienes de capital ni de extracción de insumos.  El problema que ello generaba consistía que esa pujante industria de bienes de consumo requería máquinas, petróleo y otros recursos que el país no producía.  Había por lo tanto que adquirirlos en el extranjero.  Pero la industria de bienes de consumo no estaba en condiciones, ni por calidad ni por precio, de exportar sus productos: era una industria para el consumo interno.  Entonces resultaba que las divisas para comprar esos bienes de capital debían provenir del único sector con capacidad exportadora:  el viejo sector agroexportador.  Pero éste nunca recuperó su pujanza anterior a 1930.  Y rápidamente iba a mostrarle sus límites al modelo.

Segunda etapa (1952 - 1975)

El estrangulamiento de la balanza de pagos

A partir de 1952, la recuperación europea tras la guerra condujo a una baja en el precio de los productos de agroexportación.  De tal manera que, por primera vez desde 1930, no alcanzaron las divisas para comprar los equipos e insumos necesarios para sostener el crecimiento de la industria de bienes de consumo.  El modelo mostraba toda su fragilidad.  No existía una industria de bienes de capital ("industria pesada", como se la denominaba en la época).  Se dependía entonces del campo y de sus divisas, que ya no alcanzaban para seguir el sendero de industrialización y consumo masivo.

Todavía durante el gobierno peronista, se hicieron los primeros experimentos para resolver esto que se conoció como "estrangulamiento de la balanza de pagos".  Perón  intentó un acercamiento con los EstadosUnidos, aprobando una ley de garantías a las inversiones extranjeras y se firmó un acuerdo de explotación petrolera con la Compañía California.  Estos intentos (fracasados) abrieron el camino de lo que se conoció como la propuesta desarrollista.

El desarrollismo

Tras la caída de Perón en 1955, algunos sectores intentaron reconstruir el modelo agroexportador.  Al igual que en 1930, ello era imposible, ya no solo por la realidad mundial, sino por la propia existencia de una clase obrera urbana y de un conjunto de empresarios ligados al mercado interno que van a ejercer una fuerte oposición a cualquier propuesta en ese sentido.

El modelo "desarrollista"  fue un intento de resolver la crónica falta de divisas como producto de la ausencia de industria pesada.  En 1958, el presidente Arturo Frondizi se lanzó a alcanzar el autoabastecimiento petrolero, abriendo a las multinacionales del sector, con las que se firmaron importantes contratos, un negocia que hasta entonces era monopolizado por YPF.  Éste fue el primer paso de una política que apuntaba a la industrialización en base a la industria pesada, a partir del aporte de empresas de carácter multinacional.  En aquel momento ingresaron en cantidad las más importantes firmas estadounidenses, dando un nuevo perfil a la estructura económica argentina.  Sin embargo, no se logró el efecto buscado, ya que estas empresas no aportaron "industria pesada" sino que se asentaron en lo que se denominan industrias de bienes de consumo durables (automotrices, electrodomésticos).  Si bien estos sectores modernizaron en general el parque industrial, no resolvieron el problema.  Por el contrario, lo profundizaron, ya que a su vez requirieron más importaciones, que se sumaron a las anteriormente requeridas por las empresas argentinas de consumo masivo.  En general no proveyeron divisas, sino que se las llevaron por medio de la repatriación de utilidades a sus países de origen, con los que se firmaron importantes contratos pagos de patentes y marcas.

Con las contradicciones propias de un período de aguda inestabilidad política (proscripción del peronismo, golpes de Estado de 1963 y 1966) el diagnóstico desarrollista siguió vigente casi hasta el fin del período.  En algunos momentos se volvía a la idea de que el Estado podía asumir la generación de la inexistente industria pesada y extraer los insumos claves (particularmente petróleo).  Ello sucedió fundamentalmente durante los gobiernos de Illia (1963), Cámpora (1973) y J. D. Perón  (1973 - 1974).  Otras veces, particularmente durante la dictadura de 1966 y sobre todo en el período de Adalberto Krieger Vasena como ministro de Economía, se volvió a poner énfasis en resolver el problema a través de la entrada de capitales multinacionales, especialmente norteamericanos.

El Modelo Aperturista con Hegemonía Financiera

Del "Rodrigazo" a la dictadura militar (1975 - 1983)

Durante el último año del gobierno de María Estela Martínez de Perón, en 1975, asumió el Ministerio de Economía Celestino Rodrigo.  Si bien su propuesta no pudo consolidarse por la feroz oposición que generó, es importante destacarla porque fue el primer intento de plantear un modelo, favorable a la acumulación financiera, que generó oposición en los sectores industriales, de las mismas características de la que al año siguiente se impondría en la Argentina.  Por primera vez en décadas se ponía en cuestionamiento la propia existencia de la industria argentina, fijándose como objetivo explícito dejar de protegerla.

La dictadura militar que asaltó el poder en 1976 tuvo desde el comienzo el apoyo de la comunidad financiera internacional que le facilitó los fondos para resolver los desequilibrios fiscales y de balanza de pagos que se arrastraban desde el fracaso del "Rodrigazo".  Para ello resultó estratégico que fuera designado como ministro de Economía una figura del "establisnment" de la vieja oligarquía:  José Alfredo Martínez de Hoz.

Una vez resueltas las urgencias financieras y restaurada la "credibilidad internacional" de la economía argentina, Martínez de Hoz se centró en dos temas:  modificar radicalmente el funcionamiento del sistema financiero y producir la apretura acelerada de la economía.  La modificación del sistema financiero se realizó a partir de una reforma instaurada en junio de 1977, con el permiso para la apertura de centenares de bancos y financieras.  Antes de esa reforma, las tasas de interés que se obtenían colocando plata en los bancos eran negativas (su rédito era menor que la inflación).  A partir de ese momento pasó a ser más negocio especular colocando el dinero en un banco o financiera que desarrollar cualquier actividad industrial o comercial.


 Un poco de historia

El sistema financiero argentino está regulado por la Ley de Entidades Financieras (Ley 21.526), sancionada el 14 de febrero de 1977 por José A. Martínez de Hoz, durante la dictadura de Rafael Videla. Con esta Ley, que liberalizó completamente el mercado financiero, la actividad financiera dejó de estar al servicio de la inversión productiva y el consumo sostenible, y se consolidó como un negocio meramente privado.
Si bien a lo largo de tres décadas se han realizado 16 modificaciones a la Ley, ninguna de ellas cambió el espíritu de esa banca descomprometida del desarrollo argentino gestada en la década del ’70.


El otro gran tema, la apertura económica, permitió el ingreso en gran escala de bienes importados de consumo masivo, lo que en muy pocos años destruyó gran parte de la industria nacional.  A partir de 1979, un sinnúmero de artículos de consumo importados invadió el mercado local.  Estos productos, muchos de ellos de inferior calidad que los productos de la industria nacional, terminaron provocando la quiebra de muchas empresas.

Al mismo tiempo, se mantuvo una política de "dolar barato", que hacía que esos productos entraran más fácilmente aun en la Argentina.  Se hizo popular que sectores de clase media viajaran a países limítrofes, o incluso a Miami, para comprarlos en el país.  Una frase se hizo famosa:  "¿Cuánto sale? ¡Qué barato! ¡Deme dos!.  Fue la famosa Argentina de la "plata dulce" que no se daba cuenta de que se fundía la industria nacional.

Mientras tanto, crecía y se desarrollaba un inmenso sistema financiero que se endeudaba a costa de la garantía del Estado.  El final de la dictadura militar mostraba un país endeudado, con alta inflación y donde aparecía un fenómeno que no se veía desde 1930:  el desempleo.

Los Planes de Estabilización

La restauración democrática, en 1983, que llevo al poder al presidente Raúl Alfonsín, dela Unión Cívica Radical (UCR), se realizó en un contexto en el que el modelo de acumulación sustitutivo de importaciones ya había prácticamente desaparecido.  La industria nacional se hallaba herida de muerte, con sectores enteros quebrados y prácticamente desaparecidos, producto de la doble acción de la especulación financiera y de la competencia de productos importados.

A las empresas multinacionales presentes en el país desde comienzos de la década de 1960, ala presencia tradicional de los sectores agroexportadores pampeanos y al creciente poder del sector financiero se les sumó la aparición de grupos económicos locales que crecieron al calor de su condición de proveedores del Estado y rápidamente se diversificaron hacía numerosas actividades.  estos sectores van a parecer como preponderantes para la toma de decisiones en la política económica de la década de 1980.  A partir de 1982, el problema de la deuda externa se transformó en uno de los ejes centrales para entender los límites de acción de los gobiernos.  Un término , el "ajuste", se convirtió en el eje para definir los distintos programas económicos que se presentaron.

A partir de mediados de 1984 sen entendió que no era posible retomar el sendero del crecimiento basado en la industria y el mercado interno que había dominado los cincuenta años anteriores.  Desde ese momento, y ante lo indomable de la inflación, por un lado, y, por otro, la imposibilidad del Estado de hacer frente tanto el pago de los vencimientos de la deuda externa como a los contratos leoninos de sus proveedores, se impusieron las políticas de ajuste, también conocida como "planes de estabilización".

El mecanismo del lanzamiento de un plan de estabilización funcionaba de la siguiente forma:

  • El gobierno elabora un "programa" que buscaba frenar la inflación, aumentar las exportaciones, reducir el déficit fiscal y asegurar el cumplimiento de los compromisos externos.
  • El programa era aprobado por el Fondo Monetario Internacional, tras lo cual este prestaba una cantidad de dinero (conocido como "préstamos stand-by"), pero ello era, a su vez, una señal para que el conjunto de los bancos refinanciaran la deuda externa argentina.
Normalmente estos programas, de los cuales los dos más importantes en la década de 1980 fueron los denominados Plan Austral (1985) y Plan Primavera (1987), funcionaban durante un breve período de tiempo, mientras tanto se reducía la inflación y se obtenía, durante ese corto período , la "confianza" de organismos y bancos internacionales.

En 1989, la serie de planes fracasados, la deuda externa en ascenso y la presión de los contratos con proveedores a los que tenía que hacer frente el Estado llevaron la situación a un quiebre.  Esto se tradujo en el aumento del nivel de preciosa valores siderales, fenómeno que es conocido como "hiperinflación".  La Argentina vivió un fenómeno que se dio en pocas ocasiones en el mundo:  que los precios aumenten por hora y el dinero deje de ser aceptado como medio normal de pago.

La convertibilidad y las privatizaciones

A partir de 1989 se desarrolló un audaz programa tendiente a estabilizar la economía tras el proceso hiperinflacionario.  El eje fue reducido drásticamente las erogaciones del Estado mediante la venta de empresas públicas que aparecían como fuertemente deficitarias y, al mismo tiempo, lograr el ingreso de capitales externos que "aliviaran" un poco los vencimientos inmediatos de la deuda externa.

Así se vendió, en un plazo récord, casi la totalidad de las empresas públicas argentinas:  Aerolíneas Argentinas, ENTEL, ENCOTEL, Obras Sanitarias de la Nación, Gas del Estado, Ferrocarriles argentinos, los puertos, los aeropuertos, los caminos, etc.

El otro eje de salida de la crisis hiperinflacionaria fue la "convertibilidad".  Consistió básicamente en permitir que la moneda argentina, rebautizada como "peso" después de la hiperinflación hiciera prácticamente desaparecer el austral, fuera colocada a un cambio de uno a uno con el dólar e inmediatamente intercambiable por él.  El gobierno garantiza que cualquier peso pueda ser cambiado inmediatamente por un dólar.

El plan de Convertibilidad, creado por el ministro Domingo Cavallo, logró un triunfo aplastante contra la inflación, reduciéndola a prácticamente cero a partir de 1993.  Pero la fuerte apertura económica que lo acompañó (con nuevas bajas de aranceles a las importaciones) y la sobrevalorización del peso con respecto al dólar, provocaron nuevamente el cierre de muchas empresas, elevando la desocupación hasta un nivel récord de más del 18%.  Las privatizaciones de la seguridad social en junio de 1994, que derivó los aportes jubilatorios de los trabajadores a las nuevas Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) redujo los ingresos del Estado, ayudando a provocar un creciente déficit fiscal que fue financiado con la emisión de bonos de la deuda pública.

domingo, 29 de septiembre de 2013