De: Educando Al Soberano
LA REDISTRIBUCIÓN CLIENTELAR
LA REDISTRIBUCIÓN CLIENTELAR
Todos los Estados, independientemente de la orientación ideológica de
sus gobiernos, ejercen algún grado de redistribución de riqueza. Los
propósitos perseguidos pueden ser varios y atendibles: brindar igualdad
de oportunidades, reducir la estratificación y contraste social, buscar
mayor equidad social, obtener mayor paz y seguridad colectiva, cohesión
ciudadana, etc.
Muy distinto es
que una autoridad política reparta recursos como planes, subsidios o
becas, de forma DISCRECIONAL a manera de dádivas y favores, haciendo uso
de los recursos del Estado. Aún peor cuando es hecho en su nombre o en
el de su partido político privilegiando a sus adeptos. En el marco de
una democracia representativa, el populismo demagógico depende
mayormente de estos mecanismos clientelares para formar su base
electoral y amasar poder.
El objetivo de la redistribución clientelar no es la equidad, como a menudo se declama. Por el contrario, la permanencia en el poder requiere que sus electores no progresen económicamente y en cambio desarrollen una dependencia con el Régimen. Por eso se privilegia que el cliente político perciba una mejora en su calidad de vida no mediante un incremento en su poder adquisitivo sino a través de subsidios o, aún más superficialmente, accediendo a la transmisión gratuita de espectáculos deportivos y eventos de igual tenor: la clásica fórmula "pan y circo", actualizada.
Ante las críticas ciudadanas hacia este tipo de maniobras espurias, es común la trampa dialéctica de llevar la discusión al vano terreno ideológico. Pero esto es tan ocioso como debatir si la Mafia es una organización de izquierdas o derechas. Para el régimen populista el tinte ideológico que se adopte es totalmente secundario pues, en esencia, su estructura de poder busca prioritariamente el lucro y el beneficio propio.
El objetivo de la redistribución clientelar no es la equidad, como a menudo se declama. Por el contrario, la permanencia en el poder requiere que sus electores no progresen económicamente y en cambio desarrollen una dependencia con el Régimen. Por eso se privilegia que el cliente político perciba una mejora en su calidad de vida no mediante un incremento en su poder adquisitivo sino a través de subsidios o, aún más superficialmente, accediendo a la transmisión gratuita de espectáculos deportivos y eventos de igual tenor: la clásica fórmula "pan y circo", actualizada.
Ante las críticas ciudadanas hacia este tipo de maniobras espurias, es común la trampa dialéctica de llevar la discusión al vano terreno ideológico. Pero esto es tan ocioso como debatir si la Mafia es una organización de izquierdas o derechas. Para el régimen populista el tinte ideológico que se adopte es totalmente secundario pues, en esencia, su estructura de poder busca prioritariamente el lucro y el beneficio propio.
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