lunes, 13 de mayo de 2019

5º B - Teoría de Keynes y Estado de Bienestar

Economía Contemporánea



Jhon M. Keynes (1883 - 1946) economista británico, fue discipulo entre otros de Marshall.  Vivió en una época de crisis post guerra, con muchos desempleados.  Entró en conflicto con el esquema clásico y neoclásico porque opinaba que sus teorías sobre el mecanismo del mercado y su simple regulación, no expresaban realmente la realidad económica mundial en la que se vivía, lo que llevaba a la necesidad de una nueva teoría que diera fundamento al sistema.

Keynes defendió la necesidad de la intervención del Estado, que a través de políticas económicas se encaminaba a regular las imperfecciones del mercado: aumento del gasto público, especialmente en inversión, en infraestructuras, con el fin de potenciar la demanda agregada, una importante redistribución de la renta y una política comercial proteccionista, para defender los empleos de las industrias nacionales, aumento de la cantidad de dinero, lo que provocaría una disminución del tipo de interés y estimularía a la inversión.

Es la "Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero" su obra revolucionaria, en la que atacó el mecanismo de ajuste automático del desempleo mediante el descenso de los salarios reales que se encontraba en la base de las teorías clásicas y neoclásicas sobre el mercado de trabajo.  Por el contrario, Keynes sostuvo que el equilibrio económico no tenía necesariamente por qué conllevar una situación de pleno empleo.

El modelo keynesiano partía de considerar que la renta nacional dependía del gasto de las familias llamada Consumo y el gasto de la empresa llamada Inversión.  A su vez, el primero estaba determinado por la propensión marginal al consumo que indicaba lo que los consumidores harían con un peso adicional de ingreso, mientras que la segunda estaba influenciado por el tipo de interés.

En todos estos aspectos, las teorías económicas keynesianas se convirtieron en el nuevo paradigma que deberían seguir los gobiernos occidentales tras las postguerra, y pueden considerarse como la base del moderno Estado del Bienestar.


El Estado de bienestar


Fue creado en la Europa de posguerra, puede definirse como la institucionalización de los derechos sociales de los ciudadanos.  El Estado provee a los ciudadanos determinadas prestaciones en forma de subsidios, ayudas o pensiones, y brinda un conjunto de servicios sociales, generalmente, en materia de salud y educación.


El estado de bienestar es el conjunto de servicios sociales (pensiones, cobertura de desempleo, salud, educación) que garantizan a los ciudadanos un nivel de subsistencia.



Originalmente, al tratar de ofrecer a todos los ciudadanos unos servicios mínimos en forma de prestaciones como educación, salud, salario mínimo, pensiones, cobertura de desempleo, etc., pretendía erradicar la pobreza en Europa tras la guerra.  El estado de bienestar contribuyó a vertebrar la Europa arruinada por la Segunda Guerra Mundial en un consenso sin precedentes, y logró una convivencia difícil de alcanzar.  Mediante este proceso, el Estado se convirtió en una especie de árbitro para las distintas clases sociales y paralelamente, despolitizó y desautorizó las posibles revueltas sociales en aquellos lugares en que las desigualdades eran muy acusadas.  De esta forma se intentaba evitar el contagio de las ideas comunistas que regían entonces en Europa del Este.


Como resultado, el estado de bienestar es, desde hace medio siglo, un elemento clave de la cultura europea y ha caracterizado un modelo de crecimiento a largo plazo.

El ejemplo europeo fue seguido por otros países.  En América Latina, sobre todo, el Estado sumió funciones similares luego de la Segunda Guerra Mundial.


El debate sobre el estado de bienestar


Se ha abierto un debate central, algunos se preguntan si el estado de bienestar no se ha convertido en una rémora (obstáculo que detienen o entorpece)  para el futuro.  La clave radica en saber si las iniciativas lanzadas para aliviar la pobreza están provocando hoy déficits públicos ingobernables y aumentos del desempleo, pues propician salarios elevados que tienen como marco de referencia unos subsidios de desempleo que no invitan a trabajar.  Se cree que las subvenciones creadas por el estado de bienestar han limitado los incentivos para trabajar.

La magnitud de la quiebra fiscal del Estado, originada por una necesidad creciente de prestaciones y un menor número de contribuyentes, la cuestión para debatir es si existe la posibilidad de mantener los sistemas de protección social y a la vez generar empleo.

El estado de bienestar ha funcionado mientras la prosperidad hizo posible un aumento de la presión fiscal que compensase las desigualdades más extremas, mediante un aumento de los servicios sociales.  Cuando los ritmos de crecimiento disminuyeron, los déficit públicos empezaron a hacerse excesivos.

En América Latina en general y en Argentina en particular, buena parte del estado de bienestar fue desmantelado en los años noventa durante el auge de las políticas económicas de cuño neoliberal.  La crisis en que culminaron tales políticas obligó a generar nuevos mecanismos de lucha contra la pobreza.  En nuestro país en 2002 se implementaron los planes Jefes y Jefas de Hogar Desocupados.

El futuro del estado de bienestar

Existen tres posturas:  
  • Los neoliberales sostienen que el estado de bienestar debe ser desmantelado para que actúen las fuerzas del mercado, pues genera más ineficiencias que beneficios.
  • Otros que debe reformarse, para hacerlo compatible con la necesaria contención del gasto público, lo que implica profundos recortes en algunas de las prestaciones.
  • Los defensores de una tercera postura afirman que el estado de bienestar forma parte esencial de la lucha contra la desigualdad y en consecuencia debe mantenerse.
Al margen de las distintas opiniones políticas, las fuerza de los hechos está demostrando que el estado de bienestar precisa una reforma y actualización que permita que aquellos que realmente lo necesiten, puedan ejercer los derechos adquiridos.  Así buena parte de los países europeos ha iniciado un proceso de revisión de los niveles de asistencia, en unos casos al alza y en otros  a la baja, evitando ineficiencias y eliminando los corporativismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario